Siempre he sido una persona muy  constante en mi trabajo y en una de mis vías de comunicación, Instagram, también.

Pero si, he sufrido un parón que me ha costado y cuesta aceptar e interiorizar.

Sé que la vida está llena de etapas y en esta creeme cuando te digo que estoy aprendiendo muchas cosas y descubriendo aspectos de mi ser que ni sabía que existía.

No más allá de seis meses, fui mamá por primera vez de un niño precioso y muy divertido pero claro, en la sociedad te venden una maternidad que cuando la trasladas a la realidad, no tiene nada que ver con esas ideas, ni con lo que tú habías pensado que harías y serías y te das con un muro en tus narices y te quedas sin aire porque crees que no encajas con todo ese mundo maravilloso preconcebido por personas que te construyeron una idea que no pega con el siglo XXI ni con cola.

Ilusa de mi por pensar que podría con todo, que podría trabajar mientras tenía al niño enganchado en la teta o que podría hacerlo mientras dormía… y sobre todo, eso de soltar el control de la casa, de ti misma, de tu identidad, de tu trabajo, era cosa de otras madres y jamás me pasaría a mi.

Te venden la idea de emprender para llevar el estilo de vida que deseas… ¿Acaso esa persona estaba pensando lo que realmente decía?

Dejame decirte, mujer, que o tienes mucha ayuda en todo (un adulto pegado a ti  24 horas que te de las cosas machacadas para tu poder “dedicarte a tu bebé y a tu trabajo” sin contar contigo misma) o por el momento no es posible…. Y es ahí cuando viene un gran techo de cristal que te rompe todos los esquemas y te acuerdas de esa persona cuando decía que todo esto era para alcanzar el estilo de vida que deseabas…

Perdona, pero aquí ni hay horarios establecidos, ni sueldo estable, ni hay reducción de horas por maternidad, ni ayuda del estado, ni hostia.

Maternidad y emprendimiento… o eres MacGyver o ven y explicame como lo haces para tomar tus consejos y ponerlos en práctica.

Al final te acabas planteando dedicarte a la crianza de tu hijo, o meterlo en una guarde desde bien pequeño para tu poder seguir sacando pelas aunque sea lo comido por lo servido ya que una guardería te vale hasta 300 euros y pagar facturas del hogar porque un abuelo ya pasó por eso, hizo su trabajo y no es su responsabilidad de un diario.

Alomejor tu que me lees y no tienes hijos puedes pensar:

 -”Hija lo hubieras prevenido, hubieras documentado, organizado, automatizado”.

Pero lo que yo te contesto es: 

-“Eso es una cosa y la realidad es completamente diferente y puede llevarte a situaciones que ni una misma se imaginaba. Esto lo sabe, quién pasa por ello”.

Así que como te has podido dar cuenta, estoy en esa etapa de mi vida que he tenido que decidir y priorizar una cosa u otra y creeme que por mucho dinero que hagas o mil productos que vendas y tengas una mensualidad de 2.000 euros por decir algo…, como ver a tu hijo crecer, desarrollarse cada día, reír y evolucionar, no hay dinero que lo supla.

Que sí que los gastos siguen corriendo pero hay gente que vive con menos y todo el mundo sale adelante.

Y ahí estoy yo, con el 24/7 en el que o hay días que estoy de maravilla y veo todas las cosas bonitas de esta nueva etapa o me da por pensar.. que dónde quedé yo, mis cosas, mi trabajo y mi identidad.

Al fin y al cabo no solo es una etapa de crianza, sino autoconocimiento y enriquecimiento en el que aprendes a tomarte las cosas de otra manera y abordarlas de otras muchas diferentes.

Por eso no te quiero mentir, porque al principio pensé que podría con todo (que las madres que no podían eran unas desorganizadas)  pero me dí una serie de tortas que me hicieron bajar a la tierra y darme cuenta de que yo tampoco y no me pienso culpar por ello. Cada día es diferente, con retos distintos. La rutina y los horarios no existen.

Estoy de baja voluntaria (aunque ha sido un proceso duro de aceptación) hasta septiembre pero no pienses que estoy totalmente desvinculada porque sigo haciendo cositas pero no con tanto volúmen como antes.

Hoy me he abierto a ti, he abierto un melón del que muchas mujeres no quieren hablar por temor o porque piensan que va a ser juzgadas por otras pero yo quiero ser sincera conmigo misma y contigo, así que sin más dilación, me perdono, no me juzgo por no poder ir al ritmo de antes, dejar de querer tener el control de absolutamente todo y fluyo con mis nuevas circunstancias de ver crecer a lo más bonito que me ha dado la vida.

No obstante, si necesitas ayuda en tu negocio, no te eches para atrás y pregúntame.

Un fuerte abrazo.